A
poco de que empiece el Día Internacional de las Mujeres...
Un
camino trazado, gastado, sabido. Un camino recorrido una y mil veces,
un camino que parece que tenemos delante cuando en realidad lo
tenemos dentro: desde nuestra más tierna socialización en este
patriarcado (que ya está durando demasiado), se ha ido configurando
este sendero hasta quedar perfectamente trazado. Sabemos que poniendo
ahí nuestros pies estaremos en el camino seguro, lejos de la
incertidumbre que vive en las veredas de la senda.
Siendo
hoy la víspera del 8 de Marzo, dedicándome a la terapia y al
acompañamiento de niños y niñas (en sus más tiernos años de la
infancia) pienso, ¿cuántos de nuestros malestares, de los patrones
que nos mueven en la infelicidad, no estarán directamente
relacionados con esta sociedad patriarcal en la que vivimos? Durante
nuestro crecimiento y socialiación, en las relaciones que
establecemos con los demás (especialmente con las personas adultas
significativas) comenzamos a poner en práctica, entrenando una y
otra vez, las diferentes herramientas y estrategias que nos permiten
caminar por la vida recibiendo amor. Amor que siendo niñas y niños
llega a través de la atención, la aceptación, la presencia, el
encuentro... Niños y niñas que percibiendo que el amor llega
condicionado a lo que se espera de ellos y ellas comienzan a usar
diferentes expresiones y formas de relación, a jugar unos roles que
se irán perfeccionando y que siendo diferentes para cada persona se
pueden agrupar sin embargo entre los que se corresponden a lo
deseable para los varones y lo deseable para las mujeres. Esos roles
se aprenden, se ven, se notan y se validan, construyendo otro sendero
nuevo, cada uno el suyo; bien trazado y en los márgenes lo
sospechoso.
Tenemos
tan impregnados estos valores, comenzaron a colarse tan dentro y tan
pronto en nuestra vida que infinidad de veces al día no los vemos ni
en nuestra vida entre adultos y adultas ni en nuestras relaciones con
peques. ¿Nos asalta la culpa a las mujeres cuando nos damos
prioridad a nosotras mismas (una de esas cosas que vivien en el
margen del sendero...) y siendo incapaces de sostenerla volvemos al
camino del cuidado del otro? ¿Esperamos lo mismo de los niños que
de las niñas? ¿Puede un hombre manifestar su amor hacia un amigo
sin temor a burlas o juicios? ¿Nos moviliza igual la expresión de
la ternura en los niños y las niñas? ¿Y la ira? ¿Tratamos igual
sus cuerpos? Con nosotros y nosotras no lo hicieron, seguro. A veces
más evidente, a veces más sutil el mensaje fue calando,
reproduciendo un mismo
Afortunadamente,
con la lucha de tantas y tantas feministas, el camino quizá tiene
otra forma, quizá incluye algo que antes resultaba imposible
rescatar de los márgenes. Tomando conciencia podemos favorecer una
socialización más respetuosa y plural, en la que el amor siempre
esté disponible y no condicionado a los roles que unos y otros
debemos representar.
Contra
el patriarcado y por su extinción, entrenamiento y toma de
conciencia.
...si
quieres te acompaño en este camino que es tan necesario desandar,
con urgencia...
(ya
no es la víspera; ya es 8 de marzo. La lucha continúa).
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