domingo, 29 de julio de 2018

Adultos anclas




Adultos - anclas




Será que es verano y se me ocurren metáforas relacionadas con el mar...
Será que convivir con peques me inspira...

Todo es pasajero. Los momentos cambian, unos instantes suceden a los anteriores, las emociones vienen, las albergamos y desaparecen... Mutan, todo cambia. Sabemos que pasarán los momentos difíciles, eufóricos, excitantes y aburridos. Pasarán, pero primero pasan. 


Todo lo que pasa, se pasa. Pero antes de dejar paso, pasa. 


Y siempre pasa aquí y ahora, el territorio natural de los niños. El Ahora puede parecer eterno, intenso, pesado, insufrible... Dada la incomodidad de experimentarlo buscamos (adultos y adultas) formas de distraernos: planificamos, recordamos, imaginamos, nos preocupamos, comparamos y juzgamos. Y jugamos demasiado a que "todo pasa". Y esto, que no deja de ser verdad, no es lo mejor que podemos ofrecer a niñas y niños.

Los y las peques necesitan tierra firme, arraigamiento, sostén de su experiencia, apoyo cierto y fiable. Un ancla. 

Nuestra experiencia nos dice también esto otro, esta verdad que como adultos y adultas hemos ido conociendo: todo pasa. No la usemos para restar crédito a "nuestros" peques, a su vivencia presente, esa emoción que aparece, sienten y manifiestan. Usemos este conocimiento en nuestro propio beneficio recordando por ejemplo que tras una tarde muy difícil amanece un día nuevo, que tras la euforia llegará el descanso, que el llanto no es para siempre y que las obras en la casa de los vecinos que tanto complican los momentos de dormir se acabarán. Velaje que podemos usar a nuestro favor según sople el viento.


Es nuestro menester sabernos ancla y vela, tierra y aire. Que las mareas nos lleven. 





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