domingo, 14 de octubre de 2018

Pensamientos inspiradores... Pablo d´Ors


De meditar y ver a través de los ojos de niñas y niños, del asombro y la atención...



Son muchas las técnicas y prácticas de meditación que se llevan a cabo en el mundo. Siendo algo muy común en países con tradición hindú o budista, cada vez es más popular en occidente: conocemos mucho acerca de los beneficios que tiene meditar y el mindfulness (que no es otra cosa que meditar o aplicar esta actitud meditativa a la vida cotidiana) está presente en coles y empresas.

Fritz Perls dijo "yo no he inventado nada; no he hecho más que redescubrir lo que existía desde siempre". Así es como la terapia gestalt tiene muchas y diversas influencias (desde el psicoanálisis hasta el taoísmo) y en concreto existe un paralelismo enorme entre la meditación vipassana y los ejercicios de "continuum atencionales".

Meditar, con todos sus beneficios, puede resultar (o resulta) tedioso, frustrante, doloroso... El hecho de saber que es positivo y saludable no hace que resulte más fácil practicar a diario. La mente se distrae mucho más de lo que nos podríamos imaginar, el cuerpo empieza a quejarse y hasta puede parecer una pérdida de tiempo. Sin embargo, practicar la meditación puede asemejarse a afinar un instrumento, la mente, para dejar de ir tras ella siguiendo su ritmo frenético. Como dice Pablo d´Ors:
"si somos señores de nuestras potencias, ¿por qué hemos de comportarnos entonces como siervos?

Una de esas potencias es, precisamente, la atención. La misma que niños y niñas precisan para crecer. La atención adaptada a sus necesidades de desarrollo es la forma en que niños y niñas reciben el amor, atención que a veces nos cuesta prestar sin dobleces: observación, interés, capacidad y gusto por sorprendernos con su forma de crecer son cosas muy distintas a juicio, expectativa, directiviad o ausencia. 

Practiquemos o no la meditación, cuando convivimos con niños y niñas tenemos una oportunidad preciosa para practicar su actitud principal: la atención plena y la observación sin juicio. ¿Cómo? Dedicando algunos momentos a...


...compartir espacio y tiempo haciendo nada más que observar. En algunas ocasiones los y las peques disfrutan compartiendo juego con alguna persona adulta y en otras quieren estar jugando de forma solitaria, que no significa que quieran estar solos. Me resulta maravilloso compartir ese momento, tener el privilegio de poder ver cómo juegan, cómo mueven sus manos, cómo miran sus juguetes, cómo buscan, inventan y resuelven.

No están pidiendo opinión ni compañía para jugar sino que se están mostrando frente a nosotros, desplegándose. Que no estemos jugando activamente con ellos y ellas no significa que nuestra presencia deje de ser importante. Podemos aprovechar y "meditar": atender sin juicio ni crítica y cuando nos pillemos pensando en la reunión del día siguiente, volver a observar al ser único que tenemos en frente.


...mirar a través de sus ojos de asombro. Estamos acostumbrados a movernos por el mundo como si ya lo conociéramos todo y pasamos por alto grandes espectáculos: las bandadas de pájaros, las hileras de hormigas, los remolinos de hojas, los cambios en las nubes, la maduración de un tomate... 

Esta mañana he tenido la suerte de pasar un buen rato con una niña de tres años. Paseando, nos hemos detenido un buen rato para observar a un insecto extrordinario: patas larguísimas, movimientos sorprendentes, alas cortas... No sé qué insecto es ni por qué se movía de esa forma, ni falta que hace. A veces con la tendencia a etiquetar y explicar limitamos nuestra capacidad de observación y asombro, como si nuestra capacidad de encasillar lo que vemos lo hiciera menos extraordinario. La niña me ha dicho que le iba a contar a mamá que "hemos visto un mosquito muy grande haciendo la croqueta". Pues eso.



...tratarnos con respeto: si nuestro propósito es cualquiera de los anteriores y nos descubrimos volviendo a nuestra casi indómita actitud aconsejadora y explicativa, con darnos cuenta es bastante. Juzgarnos, excusarnos o desistir no resulta beneficioso. Es mucho el entrenamiento que hemos realizado para movernos por el mundo tal y como lo hacemos y es normal que cueste cambiar nuestros hábitos. El darse cuenta de que nos hemos distraído ya es volver a meditar así que ¡enhorabuena y a seguir trabajando!




Estar con niñas y niños siempre es una oportunidad para aprender.
A meditar y a maravillarnos con la Vida también.



Aquí puedes leer acerca de algunos de los beneficios de la meditación:

Y aquí puedes ver una entrevista a Matthieu Ricard, monje budista y biólogo molecular




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